Con el declive del Imperio Romano, en la segunda mitad del siglo III d.C., empezó un reforzamiento y mestizaje de las tribus vascas, con una mayor intercomunicación entre las distintas tierras de habla vasca y con una fuerte autonomía política del conjunto respecto a la administración imperial. Esa autonomía y cohesión de la población vasca no haría sino aumentar con la llegada de las tribus germánicas -de los visigodos y francos- a partir del año 400 y con la resistencia que les opusieron el conjunto de los vascos.

Los visigodos inauguraron su entrada en tierras vascas con una serie de devastadores saqueos que sin duda hubieron de soliviantar a la población.

Las incursiones de respuesta desde las zonas montañosas aterrorizaron, a su vez, a los invasores, como pone de manifiesto, entre otros, el ataque vasco de 587 en la llanura aquitana, citado por Gregorio de Tours en su Historia Francorum del siglo VI: "Irrumpiendo los vascones de entre las montañas, bajaron a los llanos, devastando viñas y campos, incendiando las casas, llevándose a muchos cautivos con sus ganados. Contra los cuales actuó a menudo el duque Astrovaldo, pero causándoles poco daño".

Por lo tanto hubo ataques vascones desde las montañas que a los francos les resultaban difíciles de castigar. Recordemos que el ejército vascón llegó a poner sitio a Zaragoza en el año 653, durante el reinado de Chindasvinto, y que todos los reyes visigodos, uno tras otro, lucharon denodadamente contra los vascones. De manera que, si el debilitamiento del poder romano había permitido la potenciación de una cohesión interna vasca, la llegada de los visigodos se produjo ya ante una comunidad vasca bastante compacta y económicamente expansiva.

Códices medievales
Códices medievales

La necesidad de enfrentarse al norte contra los francos y al sur contra los visigodos hizo que la población vasca y sus ejércitos estuvieran en constante movimiento durante estos años, y los territorios habitados por los vascos en constante comunicación. De esta manera en la época franco-visigótica (siglos V - VI d.C) culminaría el desarrollo del euskera común para todos los vascos, y nacería lo vasco tal y como hoy lo conocemos.

Los dialectos hablados por los vascos después de la culminación del desarrollo del euskera común en el siglo VI, y que eran muy similares entre sí en la época franco-visigótica, fueron paulatinamente diferenciándose hasta la actual situación dialectal vasca.

Los dialectos que conservan más formas arcaicas de este euskera común, o del anterior protovasco, son el vizcaíno o dialecto occidental, el suletino y el extinto roncalés, debido, sobre todo, a ser los dialectos geográficamente más extremos. El roncalés era el euskera más diferente y arcaico (desaparecido en el siglo XX), posible resto del euskera hablado antiguamente en el Pirineo aragonés. En segundo lugar, el vizcaíno, al haber tenido una menor evolución fonética, y conservar verbos auxiliares y desinencias verbales que en otros dialectos se han perdido (excepto, algunos de ellos, en el suletino o roncalés), al haberse commenzado a separar del tronco común en el siglo VIII. Pero sin duda alguna el euskera más evolucionado fonéticamente es el suletino, por las influencias gasconas y aragonesas.

Por ejemplo en euskera común vino se decía ardano (ardáno), en vizcaíno se dice ardao ( ardáo; arda[n]o ), en guipuzcoano y en euskera batúa o unificado se dice ardo ( árdo; ard[an]o ) y en Iparralde se dice arno ( árno; ar[da]no ), siendo en este caso la forma vizcaína la que más se acerca al euskera común. El hecho de que en euskera común vino se decía ardano, queda demostrada en la palabra vinotería que en todos los dialectos se dice ardandegi ( ardándeguí; ardano [vino] + tegi [casa]; "casa de vino"), donde la palabra ardano ha quedado fosilizada.

El estudio comparativo de las diferencias entre los dialectos vascos no permite indicar que antes del surgimiento del euskera común existieran lenguas de tronco vasco diferenciadas como en el caso de las lenguas latinas (portugués, español, catalán, italiano...), sino que cada tribu hablaba un dialecto de un mismo idioma, el euskera. La mayor diferenciación entre los dialectos vascos se ha dado en los últimos siglos, fruto de la influencia de las lenguas romances de alrededor en su evolución.

El motivo de que actualmente los dialectos vascos más occidentales conserven la extensión de la antigua demarcación tribal prerromana, es considerada por la lingüística vasca como fruto de la casualidad y no debida a un origen tribal.

 

Zonas en las que se ha conservado el euskera coloquial. División en dialectos del euskera.

Las zonas en gris, son las zonas en las que se ha perdido el vascuence y se habla español (al sur), y el gascón o el francés (al norte).

 

Zonas en las que se ha conservado el euskara coloquial. División en dialectos del euskara. Haga clic sobre la imagen para ampliar el mapa

 

Los actuales euskalkis o dialectos vascos son los siguientes:

El Bizkaiera (biskáy-erá;Vizcaíno), o también llamado Mendebaldekoa (mendébaldeko-á; occidental), dialecto que más hablantes posee y que es hablado en Vizcaya, desde el río Nervión al oeste, y al este, hasta una parte del oeste guipuzcoano fronterizo con Vizcaya, desde la costa cantábrica hasta Álava y al sur, en el norte de Álava.

El Gipuzkera (guipúskerá; Guipuzcoano), también llamado Ertaldekoa (ertáldeko-á; Central) o Erdialdekoa (erdí-áldeko-á; Central), hablado en Guipúzcoa y extremo noroeste de Navarra.

El Nafarrera (nafárrerá; Navarro) hablado en el norte de Navarra y parte nororiental de Guipúzcoa.

El Ekialdeko Nafarrera (ekí-áldekó nafárrerá; Navarro Oriental) hablado en el noreste de Navarra.

El Nafar-Lapurtera (nafár lapúrterá; Navarro-Labortano), hablado en Labort, en la Baja Navarra y en parte de Sola.

El Zuberera (subérerá; Suletino) hablado en Sola y en el cantón bearnés (Gascuña) de Olorón.

Estos dos últimos dialectos, son evoluciones medievales del euskera común, por influencia del gascón, y en el caso del suletino, por influencia también de la lengua aragonesa románica. En el caso de los dialectos sureños los idiomas que han incidido en su evolución han sido el castellano, y en menor medida, el aragonés.

 

 

 

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