La inserción de la realidad vasca dentro del Reino de Castilla se puede decir que se realizó de una forma inteligente. A medida que Castilla fue conquistando y anexionándose territorios del Reino de Navarra a partir del siglo XII fue conservando y desarrollando los fueros (sistema de gobierno) de cada uno de los territorios vascos a través de los cuales se fueron autogobernando. Digamos que las regiones vascas eran así como estados dentro de otro estado. Tenían sus propias aduanas, sus propias milicias (el ejército español no entraba en territorio vasco), sus propias leyes, su propio sistema fiscal y el Reino de España no recaudaba los tributos, sino las diputaciones forales. En función de lo recaudado se daba un canon al Reino de España.

Desde el siglo XVI comienza un proceso lento pero imparable de centralización y castellanización de las leyes en España por parte de la monarquía española, que llevará a las diferentes administraciones vascas a tener problemas con la administración central. Todas estas tiranteces se irán agravando cada vez más y estallarán en el siglo XIX, cuando los liberales consideraron que los regímenes forales de las regiones vascas eran arcaicos y que estaban en contra de la modernidad. Según ellos era contraproducente para España que existieran especie de "estados" dentro de otro estado, aduanas dentro de un mismo país que entorpecían el tránsito de las mercancías y de las personas, y que acarreaban que dentro del Reino de España hubiese legislaciones diferentes.

Tras jurar acatamiento a los Fueros del Señorío de Vizcaya, el rey Fernando "el Católico" recibe la pleitesía de las Juntas Generales de Vizcaya, reunidas en Gernika, el 30 de julio de 1476En la lucha dinástica al trono de España, Isabel (hija legítima de Fernando VII muerto en 1833) se alió con los liberales dando lugar al bando de los isabelinos, mientras que Carlos (hermano del rey Fernando VII) se alió con las tesis absolutistas y foralistas que estaban en contra de la desaparición de los regímenes forales, lo que dio lugar al carlismo y al bando carlista.

En aquel tiempo ningún vasco peninsular se cuestionaba su españolidad si el sistema foral era respetado, es decir, que se anteponían los fueros a la españolidad.

Las unidades políticas de los vascos, a través del Ducado de Vasconia (siglos VI-VIII d.C.) y del Reino de Pamplona-Nájera (siglo XI d.C.), habían quedado ya muy alejadas en el tiempo y no presentes en la memoria histórica de los vascos. El único rastro de esta antigua unidad se encuentra en la permanencia hasta la actualidad de los términos Euskal Herria (equivalente al latino Vasconia) y euskaldun (equivalente al latino vascón) en el habla de los vascos, unos términos que se extendieron en la época franco-visigótica durante del Ducado de Vasconia.

Como podemos comprobar, a partir de los primeros textos escritos en lengua vasca del siglo XVI, a ambos lados de los Pirineos, se utiliza la palabra Euskal Herria para hacer referencia al País Vasco e incluso el escritor y sacerdote Axular, nacido en Urdax (localidad de la Navarra española), describe las siete regiones que la integran (Álava, Guipúzcoa, Navarra, Vizcaya, Labort, la Baja Navarra y Sola). Sin embargo, en estos textos, como en otros de la época, no se atisba ningún anhelo por estar unidos, lo que denota que los vascos de uno y otro lado se encontraban, en general, a gusto en su estatus político, divididos entre dos países y, a su vez, divididos en diferentes entidades políticas forales. Situación que cambiará en el siglo XVIII, después de la llegada de la ideología liberal.

La españolidad era representada en los vascos peninsulares por su lealtad y servicio al rey de España después de que hubiera acatado respeto a las leyes vascas. Ante las continuas políticas por intentar centralizar y disminuir el autogobierno de cada uno de los territorios vascos peninsulares establecido en sus fueros, que se ven agravadas después del surgimiento del liberalismo en Europa, es cuando surgen los intentos independentistas, como el de Guipúzcoa en 1795. Cuando la Convención Francesa invade España y, viendo que la monarquía española tarde o temprano acabaría aboliendo el sistema foral, intentan que Guipúzcoa se independice y forme parte de Francia, si su sistema foral es respetado. De todas maneras este independentismo es Sabino Arana, fundador del nacionalismo vascoregional. Cada región vasca miraba por sus regímenes forales, por su situación política, económica y social, sin tener en cuenta el resto de regiones vascas, dado que no existió la conciencia política de ser vasco hasta que surgió el nacionalismo vasco. De hecho este nacionalismo surgió como evolución del independentismo vizcaíno.

Hubo dos guerras carlistas en las que vencieron los liberales, lo que finalmente acarreó la desaparición de los regímenes forales.

Fruto de la humillación que supuso para ciertos sectores foralistas la pérdida de unas instituciones seculares, a través de las cuales se había conseguido integrar la realidad vasca en Castilla y posteriormente en España. Comenzó a surgir entre estos sectores, en gran medida de Vizcaya, el independentismo vizcaíno con Sabino Arana a la cabeza. Sabino Arana era al comienzo un independentista vizcaíno (26) ya que, según él, al abolirse los fueros, después de perder las guerras carlistas, la corona española había roto el pacto de integración de los vizcaínos en Castilla y posteriormente en España, por lo que los vizcaínos dejaban de ser españoles. Por eso a los militantes del Partido Nacionalista Vasco se les sigue llamando todavía bizkaitarras (vizcaínos). Aunque rápidamente esta ideología independentista vizcaína se mezcló con las corrientes románticas de finales del siglo XIX: una lengua, un pueblo, una nación. Dando lugar al nacionalismo vasco y posterior fundación por parte de Sabino Arana del Partido Nacionalista Vasco en 1895. Llamando a la nación en la que viven los vascos Euzkadi (27).

Sabino Arana consideraba que era necesario dejar a un lado el independentismo vizcaíno e impulsar la unidad de acción entre todos los vascos, porque a través de esta unidad, se conseguiría más rápidamente que las libertades forales de cada uno de los territorios vascos se reinstaurasen, ante según él, tanto atropello de españoles y franceses contra las libertades vascas, que no dejaban otro camino a los vascos que la independencia, con lo que dio lugar al lema "Zazpiak Bat" (saspíak bat; "Las siete regiones vascas unidas").

El 11 de septiembre de 1898, tres años después de la fundación del PNV, Sabino Arana obtiene, por primera vez, el acta de diputado provincial por su partido con 4.545 votos vizcaínos.

(26) La ikurriña o bandera vasca, al comienzo, fue diseñada por Sabino Arana y su hermano como bandera independentista de Vizcaya. El fondo rojo de la bandera corresponde con el color rojo de la bandera vizcaína (la sangre de los vizcaínos derramada en la batalla de Padura). La cruz blanca simboliza la cristiandad de los vizcaínos y el aspa verde (la cruz de San Andrés) simboliza la independencia de Vizcaya, dado que, según relatos medievales, en un día de San Andres del año 870, Vizcaya, en la batalla de Padura, se independizó del Reino de León; siendo este aspa de color verde debido al color de las hojas del "Árbol de Gernika", símbolo de las libertades vizcaínas y que el poeta y músico guipuzcoano Iparragirre, en plena época romántica, convertiría en símbolo de las libertades vascas con su canción "Gernikako Arbola". Al evolucionar el independentismo vizcaíno al vasco del PNV se tomó la ikurriña como bandera independentista de la Euzkadi de las siete regiones forales de Euskal Herria soñada por Sabino Arana [ Zazpiak Bat (saspíak bat), las siete en uno, unidas ].

La "ikurriña", la bandera vasca(27) Euzkadi (euskádi): Sabino Arana, político influenciado por las corrientes románticas, nacionalistas y racistas de finales del siglo XIX en Europa, y precursor del nacionalismo vasco, consideró que la forma tradicional Euskal Herria ("tierra del euskera" o "país del euskera"), utilizada por los vascos para designar a su tierra como mínimo desde el siglo VI d.C. (siglo en el que se culminó el desarrollo del euskera común) no era apropiada para designar a la patria de los vascos, ya que estaba enraizada en una noción de pertenencia basada en el idioma común, en vez de en el nacimiento en una tierra determinada, que era lo común en las naciones europeas más importantes de cultura indoeuropea. Cualquiera podía ser vasco si aprendía la lengua vasca, es decir, que los vascos disponían, por tradición cultural, de la noción de pertenencia menos excluyente existente en aquella época en Europa, algo que era incompatible con la visión de Sabino Arana de lo que consideraba debía ser una nación europea moderna, basada en el nacimiento en una tierra determinada y en la pureza de raza de sus habitantes. Además, este término era utilizado por los carlistas de Álava, Guipúzcoa, Navarra y Vizcaya (ideología mayoritaria en estos territorios cuando surgió el nacionalismo vasco), que eran firmes defensores de la españolidad de los vascos, por lo que, según Sabino Arana, el término Euskal Herria utilizado por los carlistas estaba "ensuciado de españolismo". Con lo que, finalmente, acabaría inventando el neologismo Euzkadi que significa: "tierra de los vascos".

El hecho de escribir Euzkadi con z viene de que Sabino Arana consideraba que la raíz eusk- (vasco) se debía escribir con z (euzk-) por que, según él, era una contracción de la palabra e(g)uzk(iko) [egúskikó; del sol], y basaba esta etimología en que los antiguos vascos adoraban a la diosa Mari, tambien conocida como Maia o Ama-Lur (madre tierra), cuyo símbolo cósmico era el sol y su representación gráfica el disco solar llamado lauburu (laubúru, tetracéfalo).

Como eguzki (egúski; sol) se pronuncia con z, pues Euzkadi, según él, también debía de escribirse con z. Pero como, actualmente, en todos los dialectos la raíz eusk-, que da lugar a términos como euskera, Euskal Herria o euskaldun, se pronuncia con ese, la Real Academia de la Lengua Vasca, Euskaltzaindia (euskáltsaindi-á), considera que la forma correcta de escribir todos los derivados de eusk- es con ese y no con zeta. Aunque algunos peneuvistas por seguir la tradición de su fundador, en ocasiones, lo siguen escribiendo con zeta. Para conocer cómo era la antigua religión vasca visitar la siguiente página.

 

 

 

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